jueves, 9 de julio de 2009

Ci risiamo...

The sun is the same in a relative way, but you´re older


8 años, 21 casas, azares, venturas y desventuras después, ahi vamos de nuevo, retomando rumbo sur. Otra mudanza. Espero que sea la antepenúltima, de acá al bajío y de ahí al sureste que me vio crecer. Tampoco es que tengamos tanto tiempo para esta vida gitana que llevamos, corremos el riesgo de los hijos con identidades fragmentadas, y desde las honduras de mi identidad chiapaneca se me hace injusto.

De los últimos tres años en Sonora me queda la certeza de que la radio será parte fundamental de mi vida. Ahí aprendí lo que sé sobre el tema, descubrí la intensidad de compartir al momento lo que piensas, la calidez de la respuesta de la retroalimentación inmediata, encontré, en otra forma, en Radio Bemba, la satisfacción que resulta del deber cumplido. En Política y Rock & Roll dos amigos de esos que lo serán toda la vida.

Me queda también el conocimiento de otro México, que se debate entre la modernidad (de mentiritas) ofertada por falsos vaqueros y la identidad verdadera que se construyó desde abajo y que saltó a los escenarios centrales en el siglo pasado.

Infinidad de veces oí en estos años, al platicar sobre la realidad del país "Pero eso es allá en el sur", cuando hablábamos por ejemplo de las enfermedades de la pobreza. Y entonces cuando conocí la Bahía del Tobari con las enfermedades en la piel por lo agroquímicos que arrojan al mar donde la gente toma su comida y pensé "Ah, acá empieza el sur para los sonorenses". Pero resulta que entonces conocí la costa de Hermosillo con las camaronícolas que depredan todo dejando la miseria para los más, y los galerones en lo que se amontonan los jornaleros agrícolas y recorrí un poco hacia el norte la frontera del imaginario colectivo sonorense. Y me tocó entonces ir a San Miguel de Horcasitas por un camino como el que entraba a la lacandona hace años, y corregí mi percepción pensando que el sur entonces comenzaba ahí. Y buscando las claves de la historia fuí a Cananea, paralizada y casi deshauciada por la voracidad de la familia Larrea, y me di cuenta entonces, que no importa que tan al norte vayas, todo México es el Sur.