martes, 2 de agosto de 2022

La labor de Elba Esther Gordillo

Sacaremos ese buey de la barranca sacaremos ese buey de la barranca de la barranca sacaremos ese buey Canción Popular. Escuchada miles de veces durante las movilizaciones magisteriales de 1979.
¡Vanguardia rastrera, de Chiapas se va pa´ fuera! Esta es probablemente la primera consigna que recuerdo. Esa y el parque central del pueblo tomado durante interminables tardes en las que se sucedían los oradores del sindicato magisterial gritando vivas al pueblo y mueras al gobierno y al charrismo sindical. Era el año de 1979, era Chiapas, centro del movimiento que diera origen a la Coordinadora Nacional de Trabajores de la Educación (la CNTE) que agrupa hasta la fecha a los maestros disidentes al oficialismo que ha dominado el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (el SNTE). Desde Chiapas se extendió la CNTE hacia Oaxaca, Guerrero, Michoacán, el Valle de México, Zacatecas, Tlaxcala. Después de una paulatina maduración que se hizo con las alianza con las luchas campesinas de principios de la década de los ochenta y se fogueó en las huelgas que atravesaron mis primeros años en la primaria, en 1989 generó una movilización en buena parte del país, que tuvo como colofón la salida del líder vitalicio de Vanguardia Revolucionaria, Carlos Jongitud Barrios, mentor de Elba Esther Gordillo, y su antecesor en el gobierno corporativo y mediatizador del mayor sindicato de latinoamérica. Como ya es sabido, impulsada por Carlos Salinas de Gortari, Elba Esther le entró al quite en lugar de quien la había encumbrado, marcando el sello de lo que sería su gestión: la traición, el engaño, la impunidad. En el tiempo que lleva al frente del SNTE nos hemos enterado de muchas cosas que la retratan fielmente: la manipulación legal del Sindicato para estar siempre al frente en contra de lo que marca la legislación laboral en México. Su operación política a favor de los poderosos, todavía recuerdo la conversación que publicó Reforma en su momento, en la que se ponía a las órdenes de Roberto Hernández para empujar la reforma fiscal y energética (... La laboral ¿No? -Preguntó solícita- Y Roberto Hernández le contesta, conciente de sus prioridades: -La laboral no tanto, yo te diría que los impuestos y la parte energética. -Ajá, muy bien-, cierra Elba Esther la conversación. (Anexo 20 en esta liga). La misma operación política en favor del fraude de 2006, con sus llamadas a los gobernadores del PRI, recomendándoles vender su apoyo a Felipe Calderón. Su operación desde la lotería nacional, el Issste y la subsecretaría de educación, espacios que le cedió Calderón en pago de sus servicios. La investigación de Proceso que arrojó que tiene por lo menos 64 bienes inmuebles a su nombre. En suma, Elba Esther Gordillo como retrato de la clase política actual, al servicio de los grandes empresarios y del suyo propio. Desde que Elba Esther Gordillo salió a decir que si, que negoció con Calderón en 2006 y que que tiene de malo, se desató una andanada de artículos en su contra, incluyendo a las plumas bien portadas que antes no se animaban a lastimarla ni con el pétalo de una crítica constructiva. Es obvio que la salida de la señora no fue en falso. Como se ha sabido por versiones de prensa, molesto por el apoyo que perfila hacia Enrique Peña Nieto y no hacia su delfín, Calderón le insinuó en enero pasado que se estaba acercando el tiempo de su retiro. Así que es obvio también que las declaraciones de Elba Esther fueron advertencia, recordatorio y comercial. Advertencia hacia Calderón y el grupo en el poder, para que sepan que está dispuesta a revelar lo que sea menester, para no caer sola. Recordatorio de lo que le deben, desde el 2006 y durante estos 5 años de gobierno. Y comercial para que sepan que está dispuesta a aliarse con quien sea que le garantice la impunidad a la que está tan acostumbrada. La advertencia no surtió efecto del todo porque se recrudecieron los ataques en su contra, con el mensaje explicíto de que ya llegó su hora. El recordatorio sirvió para exponer la podredumbre de Vázquez Mota, Yunes y el propio Calderón. Y el comercial fue cogido al vuelo por el dirigente del PRI, que sin rubor alguno dijo que si, que ellos se alían con la señora, que como no, con mucho gusto. Hasta poco antes de eso, todo pintaba bien para la dirigente del sindicato magisterial. Yo no sé ustedes, pero a mi no me dejaba de sorprender tamaño cinismo cada vez que salía en la tele o en la radio con el nieto (así, con minúscula) invitando a la lectura. O cada que veía su programa ese de concursos. O cada que pasaba por el elefante blanco y ostentoso que tiene acá en Mazatlán, un Centro de Convenciones de primer mundo que facturó a cuenta del Sindicato y que está exclusivamente al servicio del gobierno del estado y de la iniciativa privada, como todo lo que ella toca. Elba Esther es previsora. Conciente de lo que se venía, sustituyó el 8 de junio pasado al que había sido el Secretario General del SNTE desde el 2000, a Rafael Ochoa. Digamos que se vio en el espejo de lo que le pasó a Jongitud Barrios, y cortó cabezas que pudieran sucederla antes de la confrontación pública que ahora se está viviendo. En ese escenario, a pesar de todo lo que se ha dicho en su contra en estos días, su salida de la escena se ve díficil. Acuerpada desde ya por el PRI, cortejada de forma indirecta por Marcelo Ebrard, acreedora del ejecutivo federal, con un partido político y una federación de sindicatos a su servicio y criaturas suyas, es probable que la veamos salir de la primera línea del sindicato, pero no del poder. Otro punto central de la cuestión es que en esta ocasión, los golpes vienen de arriba, de un muy disminuido Felipe Calderón que trata de hacer como que gobierna y decide al estilo de Salinas de Gortari, pero muy lejos de la efectividad de aquel. En la medida en que no exista una movilización masiva de las bases magisteriales que aprovechen la coyuntura, Elba Esther podrá retirarse estratégicamente pero no caerá. El factor principal de todo este asunto, es que volteemos para donde volteemos, no vemos a los maestros. ¿Dónde está la CNTE?

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