Si partimos de que el terrorismo tiene como fin generar en la población de un país una sensación de temor e indefensión, lo que se vivió en Morelia la noche de ayer fue un atentado terrorista. Hasta ese momento (aunque cada vez menos) la gran mayoría de la población nos movíamos con la seguridad que daba el no estar involucrados en actividades delictivas, concientes sin embargo de que el número de bajas colaterales en los tiroteos estaba aumentando, y que los códigos existentes entre los cárteles de la droga (no mujeres, no niños) estaban perdiendo su vigencia.
Según las versiones de prensa que circulan hasta ahora, el atentado se atribuye a la delincuencia organizada vinculada al narco. Nadie en su sano juicio se ha atrevido a señalar a organizaciones político-militares de izquierda como probables responsables, pues una acción de este tipo está muy alejada de las formas de actuar de las guerrillas conocidas en el país. Seguramente en los próximos días veremos el deslinde de las principales organizaciones clandestinas en relación a este hecho. Tenemos entonces como hipótesis más probable, que estamos ante una acción "narcoterrorista". Las acciones de este tipo fueron inauguradas en Colombia por Pablo Escobar Gaviria, en los años 80 del siglo pasado. En muchos casos los artefactos explosivos colocados por sicarios al servicio de Escobar tenían como objetivo la desaparición de algún enemigo del capo, con absoluto desprecio por las "bajas colaterales" que pudiera haber. Hacia finales de los ochenta los atentados se volvieron netamente terroristas, con una demanda clara: No a la extradicción a Estados Unidos. El gobierno colombiano accedió, y se vivió un período de relativa calma en relación al crimen organizado en ese país.
Si estamos hablando de "narcoterrorismo" en México estamos jodidos porque el Estado y el gobierno mexicano han demostrado su absoluta ineficacia para combatir al crimen organizado. Eso pasa especialmente por la procuración de justicia y los altísimos niveles de impunidad que se viven en el país, la corrupción de los cuerpos de seguridad, así como por la fabricación de chivos expiatorios cuando es necesario mostrar resultados inmediatos. Esperemos que no sea el caso. Estamos jodidos también porque el ejército está ocupando cada vez más espacios que debieran estar reservados a los civiles, y con estas acciones seguramente se fortalecerá esta tendencia: sabemos que fueron las fuerzas armadas las que tomaron el control de la situación en Morelia inmediatamente después de las explosiones. Es preocupante ver en los videos disponibles a un militar de alto rango caminando entre los heridos, en lugar de las autoridades civiles de la ciudad y del estado. Y por último, estamos jodidos porque no hay una demanda planteada por los autores de estas acciones que pueda ser satisfecha. Suponiendo que esté vinculada a la ola de violencia de las últimas semanas, la única señal de demandas concretas son las decenas de "narcomantas" que aparecieron por todo el país, pidiendo a los tres niveles de gobierno que dejen de proteger a Joaquín "el Chapo" Guzmán, Ismael "el Mayo" Zambada y otros, lo que obviamente no puede ser cumplido como una acción del gobierno en ninguno de sus niveles. Sin demandas por satisfacer, sin "blancos" específicos, la única explicación pausible apunta hacia la sinrazón de la violencia gratuita, que sirve de mensaje ominoso: Aquí estamos, esto podemos hacer.
1 comentario:
Aqui pasando a saludar el espacio.
Si, pos la verdad que si estamos muy jodidos y lo peor que ésta jodidez irá en aumento.
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